12.08.2009

Estudio Biblico Familiar N°10

...estimado reader, compartimos con usted a continuación el detalle de nuestro décimo Estudio Bíbico Familiar, en el cual revisamos algunos aspectos de la vida de Saúl y de Samuel...

.....entre lo que revisamos, está lo siguiente....

La labor de Samuel como juez ungido y su obra (la erradicación de la práctica idolátrica).

En el relato de 1 Samuel, aparece como elemento importante a destacar el tema del Reino de Dios y su correspondiente establecimiento. Jehová reinaba a través de Samuel (“Y juzgó Samuel a Israel todo el tiempo que vivió”, 1 Sam 7:15). De la misma forma, Jehová reinó a través de Adán en el huerto, y visto desde un punto de vista escatológico, Jehová reina y reinará a través de su Iglesia (“y nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes, y reinaremos sobre la tierra”, Ap 5:10).

De todo el relato bíblico se desprende que, así como Jehová ungió a Adán, a Abraham, a Moisés y a Samuel para que reinasen sobre su pueblo, existe también un paralelo directo cuando Jesús también ungió a su Iglesia para que estableciera su gobierno en esta tierra (“Como me envió el Padre, así también yo os envío”, Jn 20:21).

La "forma" que Jesús diseñó para establecer su Reino/Gobierno es a través de los 5 ministerios (“Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros”, Ef 4:11). De este modo, todo ungido de Dios debe incorporar estos elementos en su vida en orden de ejercer apropiadamente el reinado delegado de Dios. Así, Samuel era apóstol en el sentido de que establecía el diseño original divino en cuestiones de toda índole (“antes os instruiré en el camino bueno y recto”, 1 Sam 12:23 - léase la Ley). Samuel era profeta en tanto juez de Israel y vidente de Dios (“Y Samuel creció, y Jehová estaba con él, y no dejó caer a tierra ninguna de sus palabras”, 1 Sam 3:19). Samuel era evangelista en tanto vocero de la salvación de Dios a su pueblo y a los extranjeros incorporados (“Habló Samuel a toda la casa de Israel, diciendo: Si de todo vuestro corazón os volvéis a Jehová, quitad los dioses ajenos y a Astarot de entre vosotros, y preparad vuestro corazón a Jehová, y sólo a él servid, y os librará de la mano de los filisteos”, 1 Sam 7:3). Samuel era pastor en cuanto a cobertura, enseñanza y corrección (“Si temiereis a Jehová y le sirviereis, y oyereis su voz, y no fuereis rebeldes a la palabra de Jehová, y si tanto vosotros como el rey que reina sobre vosotros servís a Jehová vuestro Dios, haréis bien. Mas si no oyereis la voz de Jehová, y si fuereis rebeldes a las palabras de Jehová, la mano de Jehová estará contra vosotros como estuvo contra vuestros padres”, 1 Sam 12:14-15), Samuel era maestro en tanto enseñaba la verdad (“antes os instruiré en el camino bueno y recto”, 1 Sam 12:23).

Hay un paralelo directo entre la apostasía de Adán y el rechazo de Israel al reinado delegado de Dios en Samuel. Adán no se conforma a la ley sobre ambos árboles y sobre la obediencia a Dios en general. Israel no se conforma a la enorme bendición de Dios (sea la directa o la delegada en Samuel). Tanto Adán como Israel buscan incorporar algo prohibido para ellos (Adán: “y dio también a su marido, el cual comió así como ella”, Ge 3:6; Israel: “Pero el pueblo no quiso oír la voz de Samuel, y dijo: No, sino que habrá rey sobre nosotros; y nosotros seremos también como todas las naciones, y nuestro rey nos gobernará, y saldrá delante de nosotros, y hará nuestras guerras”, 1 Sam 8:19-20). Tanto Adán como Israel son duramente castigados, pero se les mantiene una cobertura general (Adán: “Y Jehová Dios hizo al hombre y a su mujer túnicas de pieles, y los vistió”, Ge 3:21; Israel: “Y Samuel respondió al pueblo: No temáis……Pues Jehová no desamparará a su pueblo, por su grande nombre; porque Jehová ha querido haceros pueblo suyo”, 1 Sam 12:20-22). El Saúl de Israel es el diablo de Adán. Adán le cede al diablo la autoridad al elegirlo. Israel le cede a Saúl la autoridad rechazada de Dios al elegirlo. El diablo es un desobediente y Saúl también. Dios promete golpear la cabeza del diablo (“Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza”, Ge 3:15) y Saúl termina con la cabeza cortada (“Aconteció al siguiente día, que viniendo los filisteos a despojar a los muertos, hallaron a Saúl y a sus tres hijos tendidos en el monte de Gilboa. Y le cortaron la cabeza”, 1 Sam 31: 8-9). Y en ambos relatos se puede establecer un paralelo entre Jesús como intercesor y Samuel como intercesor. E interesantemente, la promesa de un mejor rey para Israel (David – “Entonces Samuel le dijo: Jehová ha rasgado hoy de ti el reino de Israel, y lo ha dado a un prójimo tuyo mejor que tú”, 1 Sam 15:28) se refleja en la aparición de un mejor Adán (Jesús) (“Pues si por la transgresión de uno solo reinó la muerte, mucho más reinarán en vida por uno solo, Jesucristo”, Ro 5:17).

Una pregunta que surge después de leer todo el relato es: ¿y porqué fue señalado Saúl por Dios para ser rey?, ¿porqué no juanito perez o manuelito quezada?. La respuesta es que es el propio pueblo de Israel quien elige directamente a Saúl como Rey, en el sentido de que su solicitud no es ambigua. Del mismo modo, cuando más adelante Samuel tiene que ungir al nuevo rey (David), comienza repitiendo el mismo error (juzgar por la vista).

En el “sí” de Dios, de aceptar poner a Saúl sobre Israel, hay un castigo.

Tal como en el caso del estudio pasado sobre Balaam, el relato en sí mismo basado en actores humanos es siempre secundario. Lo que interesa acá es ver qué le estaba sucediendo a Dios en todo este relato. Si se proyecta el relato hasta el Apocalipsis, se podrá advertir que siempre está en juego durante toda la Biblia el establecimiento de uno de los 2 reinos: Nueva Jerusalem (Reino de Dios – Jesús) o Babilonia (reino de las tinieblas). El papel del siervo ungido (Samuel en este caso) es precisamente establecer el Reino y asegurar tanto su permanencia como su avance. Aunque, claro está, el avance y permanencia del Reino no depende únicamente del siervo ungido (menos mal), sino de la palabra profética de Dios mismo.

Una posible aplicación práctica del relato de Samuel es acerca del diseño bíblico de la jerarquía de la Iglesia y del diseño bíblico de la familia cristiana. Como sabemos, hemos recibido pésimas noticias de cómo se está estableciendo la jerarquía en algunas iglesias (por tomas, por pago de favores, por caudillismos, etc). En el caso de la familia, existen paralelos entre el rechazo al reinado de Dios y posterior solicitud de un nuevo rey a lo que actualmente se evidencia en movimientos seculares divorcistas y cómo eso ha afectado a la iglesia actual.

....que Dios te bendiga, querido reader....

...para Dios es toda la honra, toda la gloria, todos los aplausos y todo el Imperio por siempre....

PARTE 1:



PARTE 2:



PARTE 3:



PARTE 4:



PARTE 5:



PARTE 6:



PARTE 7:



PARTE 8:

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